“Es un placer venir a Tucumán. Amo mi patria, la serví. Me emociona venir al interior, dar un poquitito de lo que sé; y darles oportunidades a alumnos que están ávidos de aprender más”.
Lo dice Sergio Neglia, que vino de Estados Unidos, donde está radicado, a dictar por primera vez un Seminario de Danza Intermedios y Avanzados en el Estudio Bajo Jardín, dirigido por Alejandra Deza y Amelia Acosta.
Por otra parte el maestro hizo entrega de becas completas para el Verano 2024, que cubren cinco semanas de clases en el Neglia Ballet Artist (Buffalo, Nueva York). Los beneficiados en Tucumán fueron Pilar Ternavasio (del estudio de Eugenia Schweigel); Ivanna Astorga (del estudio de Claudia Ayusa); Victoria Maisano, Solana Burgos y Salvador Arbeloa (Ballet Estable de la Provincia) y Julieta Divizia, Abril Altamiranda, Lourdes Vieyra y Agostina Rodrigo (Fundación Bajo Jardín).
El bailarín ha trascendido largamente los genes de su padre, José Neglia, uno de los siete bailarines del Teatro Colón que perdió la vida en un trágico accidente aéreo en 1971. El maestro dialogó en exclusica con LA GACETA.
- ¿Cómo lo recibieron en la provincia?
- Me recibieron fenomenal, fantástico. Tucumán es una ciudad muy cálida, muy rica de cultura. El nivel fue intermedio; y el segundo nivel fue intermedio avanzado. Fue una mezcla de profesionales que tomaron las clases, que fueron muy lindas; las pasamos muy bien. La idea fue profundizar sobre la materia de la técnica clásica que se está perdiendo mucho. En mi opinión hoy día hay mucha mezcla de escuelas, de estilos juntos, mezclan el estilo con la técnica.
- ¿Qué le da a usted la enseñanza y en particular este tipo de encuentros?
- La enseñanza para mí es una pasión, la de poder dar lo que sé, más lo que aprendí de mis padres y de algunos maestros fundamentales en mi carrera, que no fueron varios. Estos encuentros son fundamentales para mí, para poder dar oportunidades a jóvenes del interior, de todo del país, porque es muy difícil con la condición de la economía (siempre fue así), porque siempre para la gente en el interior es mucho más difícil que en Buenos Aires. Es muy importante para mí llegar a lugares donde, aunque no haya muchos recursos, hay muchísimo talento. Es impresionante el talento argentino; una maravilla.
- ¿Cómo es la Escuela de Danza que usted dirige?
- Para mí es una mezcla lo que siempre hubo en Estados Unidos, no una base. Cuando fui en 1980 a la School of American Ballet, en la escuela de George Balanchine, él daba su estricto estilo, que era de Vaganova, de San Petersburgo. Pero después en la escuela los maestros tenían diferentes estilos. Yo venía de una escuela muy basada en el estilo Vaganova o Asaf Messerer. De repente para mí era como una ensalada. A esa edad no entendía mucho. No es mi pasión la mezcla de estilos, por eso cuando me mudé a Estados Unidos y abrí mi escuela (somos una escuela de fundación sin fines de lucro), yo puse la sílaba que aprendí de Vaganova y Messerer, las junté y creé mi propia sílaba. Eso estoy enseñando hace muchísimos años. Me apasiona poder llevar lo que yo aprendí no solamente en Estados Unidos, sino también a Japón y a la Argentina.
- ¿Cómo ve la actualidad de la danza en EEUU en relación con el resto del mundo?
- Para mi forma de ver, en las compañías estadounidenses los estilos puros se están perdiendo; como por ejemplo ver Don Quijote, Romeo y Julieta, La Bella Durmiente o El Lago de los Cisnes, donde bailarines y bailarines no se definen en los estilos. Ahora, en Europa y Asia, sí se siguen los estilos.
- ¿Podría señalar un momento de su carrera, un ballet o tal vez un maestro que lo haya marcado especialmente?
- En el momento de mi carrera en que bailé hicimos muchos ballets, y me es muy difícil decir cuál es el que me gustó más. Para mí todos: Romeo y Julieta, Espartaco, La Bella Durmiente... todos los ballets tienen su estilo y por sí tienen su diferente desarrollo artístico; entonces es como decir cuál es mi hijo favorito, mi hija o mi hijo, no puedo realmente destacar un solo ballet. Y lo mismo con los maestros: mi primer maestra fue Gloria Kazda, y fue una gran maestra y maravillosa; me ayudó mucho al principio. Después también fue Olga Ferri, una maravilla; tengo unos recuerdos y unas anécdotas fantásticas. Y también mi gran maestro, que lo adoro y para siempre, que es Rodolfo Fontán; fue realmente quien marcó más una parte muy grande de mi carrera, y pero después siguen otros maestros. Es muy difícil realmente decir un maestro solo, es decir como si papá o mamá es mejor. Te puedo decir los nombres y son todos una maravilla estos maestros que realmente fundaron y me ayudaron muchísimo.
Una vida en puntas de pie
Nacido en la Argentina, Sergio Neglia estudió en el Teatro Colón. A los 13 años ganó una beca para Ballet Bolshoi. Luego fue becado en la School of American Ballet, elegido por George Balanchine. Bailó junto a figuras como Nureyev, Godunov y Baryshnikov. Fue finalista y ganó premios en competiciones internacionales, incluida una medalla de plata en el Prix de Lausanne. Neglia bailó como solista con Cincinnati Ballet, Miami City Ballet, Santiago Ballet de Chile y muchas otras compañías en todo el mundo.